Se sentó en su automóvil, habían sido demasiadas emociones para procesar
en tan poco tiempo, agarraba el volante con tanta fuerza, empezaba a rearmar
esas escenas en su cabeza, empezó a llorar como si de un chiquillo nalgueado se
tratara, y posteriormente entre sus sollozos comenzó a reír, estaba realmente hecho
un descontrol emocional, cuando al fin logro componerse arranco su auto y emprendió
el camino, manejaba sin rumbo fijo hasta que recordó que no había encendido su
radio y seguramente en su trabajo lo estarían buscando.
Se detuvo en una de las calles y se preparo para lo que tuviera que
venir, no pasaron ni dos minutos cuando recibió el llamado.
-¡Vaya, hasta que te dignas a contestar! ¿Dónde te has metido? Tenemos que
hablar muy seriamente.
Sin duda él no podía esperar menos, así que tras una breve respuesta se dirigió
a su oficina, el camino se le hizo muy corto, la presión invadía todo su
cuerpo, y no pensaba claramente, su mente no dejaba de pensar en ella, pero también
pensaba en su situación actual que no sabia como manejar, cuando llegaba a un
punto de bloqueo total, ella aparecía para llevarlo hacia un mundo sin
preocupaciones, y él estaba tan confundido.
Finalmente llego, sentía como si todas las miradas estuvieran fijas en
el, como si cada comentario fuera un chisme o desprecio hacia él, empezó a
sudar frio, cuando la asistente de su jefe lo vio, sintió esa sensación de que
era la “ultima mirada” él lo sabia, ella lo sabia, todos sabían lo que pasaría,
estaba cumpliendo solo un protocolo; La puerta de la oficina se abrió, y su
jefe solo le lanzo una mirada fulminante, el entro y espero la sentencia.
Los insultos salían de una manera impresionante, el ni siquiera ponía atención,
y entre todo salía la palabra decepción. ¿Cómo se atrevía a mencionar esa
palabra? ¡Él era el que esta decepcionado! No daba crédito a esas palabras, la
ira se quería apoderar de él, pero recordó que ya todo estaba resuelto, dejo
que las palabras siguieran, y al final el silenció se apodero del lugar.
Reflexiono y comenzó a hablar, nunca se sintió tan liberado, su
interlocutor solo lo miraba con asombro, el seguía expresando su sentir y
finalmente llego a la palabra que esperaba decir. ¡Renuncio!.
Salió de la oficina como un triunfador, dejando a su jefe confundido en
extremo, una sonrisa se dibujo en su rostro, toda la presión se había ido,
pareciera que alguien hubiera borrado sus últimos meses, la alegría lo
embargaba. Esa tarde al fin pudo disfrutar cada momento, tenía una nueva
oportunidad y quería empezar de la mejor manera posible. Ella regreso a su
mente y ciertamente su mente volvió a volar y solo podía imaginar el día en que
al fin estuvieran juntos, todas las piezas del rompecabezas estaban encajando y
él estaba preparado para el siguiente gran reto en su vida.
La tarde le rendía al fin, podía hacer tantas cosas en casa que por el
trabajo había dejado de lado, toda la tarde ella estuvo en su mente, y tuvo el tiempo
suficiente como para imaginar toda una vida juntos, solo había cruzado unas
frases con ella y ya creía que harían tanto, pero él estaba dispuesto a hacer
lo que fuera por conseguir estar a su lado, no importaba lo que pasara pero estarían
juntos, era una certeza que sentía en su corazón.
Al prepararse para dormir y dejar todo listo para el siguiente día sentía
mucha emoción pues empezaba un nuevo reto y estaría mas cerca de ella eso era
lo que mas le emocionaba, al quedarse dormido ella seguía ocupando un lugar muy
importante y soñó, dicen que soñar no cuesta nada y en efecto la vida en sus
sueños era perfecta.
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