viernes, 26 de abril de 2013

Capitulo 5 ¡Despertar!


Rápidamente se despertó y abrió la puerta. Era el Señor que estaba a cargo del lugar.
Con un gesto amable y una sonrisa le dijo:

-Buen día joven hemos preparado el desayuno por si gusta acompañarnos.

El solo esbozo una ligera sonrisa y cerró la puerta. Era otro lugar, otro tiempo, otra oportunidad para él y debía aprovechar el momento; rápidamente se dio una ducha y al bajar un grato olor invadía la casa, el ancianito sonrió y le dijo:

-Qué bueno que ha decidido acompañarnos señor…

-Martínez. Respondió el. Y comenzaron a desayunar unos deliciosos huevos estrellados con un jugo de naranjas recién cortadas.

-Es una bonita época para venir a vacacionar a estos lugares, estamos muy agradecidos de que haya elegido nuestra pequeña pensión.

-Honestamente. Respondió el. No tenía intenciones de vacacionar fue algo inesperado y su lugar me llamo mucho la atención.

-¡AH! respondió  el anciano. Esos viajes son los mejores, he de decirle que en un viaje así conocí a mi bella esposa dijo mientras la tomaba su mano y le daba un beso en su mejilla.

Esto lo hizo apenarse un poco.

-¿Y usted joven, tiene alguna chica que de sentido a su vida?

Miro hacia abajo y respondió: -La verdad mi trabajo es muy demandante y no he tenido tiempo de buscar a alguien.

-Es una verdadera pena. Respondió el anciano. Las mujeres son la fuente y el motor de vida de todo hombre, si no hay una en nuestra vida  que nos haga hacer locuras  ¡No tenemos dirección! ¿Qué sentido tiene la vida sin esa compañera de vida, ¿Aquella que hace cada día sea más brillante!

-No lo mortifiques querido. Respondió la señora. Todo pasa por una razón y estoy seguro (Dijo dirigiéndose a él) que este viaje puede ayudarle y quien sabe tal vez encontrar a la mujer que cambiara su vida.

Él se quedó pensando y aprecio como el sol iba posicionándose y decidió salir.


La brisa en su rostro, la arena en sus pies, el escuchar como las olas del mar que de romper
no se cansaban, le hizo sentir una inmensa paz, de manera que se sentó simplemente a observar y a pensar en su vida. Esos mismos pensamientos que desde que dejaba la ciudad le hacían mella en su interior, y pensaba en las palabras de ese anciano, sin duda sabio.

De repente sin pensarlo mucho se levantó y corrió hacia el mar, corrió como en mucho tiempo no lo hacía, sentía la libertad, el aire corría rápidamente, solo la naturaleza y sus pensamientos estaban en ese lugar, sintió el agua un poco fría al chapotear un poco mientras se iba adentrando al agua cristalina, y se dejó llevar por la corriente y ahí mientras estaba acostado en esa cama de agua desconecto su mente.

Salió refrescado y un poco asoleado y fue al lugar donde se hospedaba a secarse, al ser un viaje totalmente improvisado no llevaba nada y decidió salir al centro del puerto a comprar lo necesario para su corta estancia, manejaba con gran soltura y todo era tan lento que podía apreciar las calles, la gente, el folklore del lugar, manejaba sin saber a dónde estaba  pero no le importaba.

Llego a un lugar donde creyó que encontraría lo necesario y observo como la vida en ese lugar era tan diferente a la vida en la gran ciudad; comenzó a realizar sus compras y su mirada no pudo evitar ver a una hermosa mujer que compraba algunos recuerdos, el viento agitaba su cabello y ella luchaba por mantenerlo en su sitio, tan perdido estaba que no noto que se había quedado paralizado y ella sintió su mirada y ella volteo a verlo, y al sentir el su mirada se espantó y volteo a otro lado.

Era demasiado tarde ella se dirigía hacia él, y fue cuando empezó a sentir como un sudor frio recorría su cuerpo y su corazón comenzaba a acelerarse.

-¡Hola! Dijo efusivamente. ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí?

Él no podía hacer nada más que quedarse paralizado, no entendía lo que pasaba, ¿Acaso la gente de este lugar era tan amigable? Cuando se repuso de todo la miro a los ojos, y era una mirada en la que recordaba que se había perdido con anterioridad y a su mente llegaron todos los recuerdos.

¡Era ella! ¡Nuevamente se aparecía en su vida! La emoción lo embargaba.

-¡Hey! Respondió el, sabía que eras tú pero lo dude. ¿Cómo estás?

-Yo estoy muy bien. Respondió ella. He decidido salir un poco de la rutina y se me ocurrió venir aquí. ¿Y tú? pensé que estabas demasiado ocupado para venir a un lugar así, te vi en la tele.

 Se sonrojo. –La verdad no lo tenía planeado pero me dije a mi mismo debo hacerlo.

-¡Wow todo un aventurero, muy bien! Me alegra que a pesar de tu vida puedas hacer esto.

-La verdad no debería, pero creo que era necesario me ayudara mucho para regresar con todo a mi trabajo.

-Precisamente por presiones, yo ya no vivo en la ciudad. Respondió ella.

¿En serio? No puedo creerlo. Respondió con cierta tristeza en su interior al pensar lo difícil que sería volverla a ver.

Siguieron platicando unos minutos más, el sentía como su vida al fin tomaba un verdadero sentido,  y cuando llego el momento de la cruel despedida tuvo que tomar valor para continuar.
 Mientras regresaba al lugar donde se hospedaba recordaba las palabras de la señora: “Todo pasa por una razón”.  Pago a la amable pareja y les mostró su agradecimiento dejándoles un sobre en su habitación que decía:

“Aunque fue un tiempo corto, sé que ha sido una de mis mejores experiencias gracias por su amabilidad y hospitalidad”.

Dentro del sobre dejaba una onerosa suma de dinero. Esa misma tarde retomaba la carretera, sin duda ese viaje había abierto sus ojos, le dejaba con mucho en que pensar y cambiar de su vida.

Las luces brillantes de la ciudad se comenzaron a mostrar esa noche, la mancha de urbanización se notaba desde una gran distancia, y empezó a sentir tras esa liberación como la nostalgia del viaje le llegaba, pero a diferencia de otros viajes, aunque sentía la nostalgia le emocionaban los cambios que podía hacer desde ese momento en su vida.