miércoles, 9 de marzo de 2011

Aventura Parte I

La tarde empezaba a llegar, el sol mostraba sus últimos rayos, la autopista mostraba las condiciones ideales para esperar a los viajeros, y ahí estaba yo, me encantan las aventuras y a 55 km. de mi ciudad la idea de viajar de aventón sonaba mas que oficial.

En el último paraje de la autopista antes de la gran ciudad, me encomendé a Dios, pidiéndole su ayuda cuidado y dirección en la locura que iba a cometer. Comencé a pedir un aventón, los autos pasaban a gran velocidad y ninguno hacia la parada, años atrás pedía este tipo de favores muy seguido y si bien no tenía éxito en los primeros minutos, con paciencia alguien aparecía para darme a mi y mis amigos el aventón que solicitábamos.

Pero esta ocasión al haber dejado estas practicas, tras los primeros 15 minutos comencé a desesperarme y a preocuparme pues el nuevo horario hacia que oscureciera mas temprano, así que con solo 23 pesos en mí bolsillo compre una bebida re hidratante en el último punto de civilización de la carretera, y comencé a caminar.

Me anime a hacerlo también ya que hace 1 mes y medio en una comunidad llamada Cuesta Chica en el estado de Puebla; un amigo y yo pedimos un aventón al pueblo mas cercano y sin mayor problema pudimos conseguirlo.

Las emociones al momento de comenzar mi caminata eran encontradas, me emocionaba caminar a la ciudad pero también, me atemorizaban los imprevistos que pudieran surgir en el camino, y es que es una realidad que la situación actual de nuestro país no da cabida a recoger a un viajero sospechoso, sean cuales sean las circunstancias por las que esta en la carretera.

Comencé a dejar atrás el ultimo rastro de civilización y mientras lo hacia seguía haciendo con mi dedo la señal de aventón, sin embargo, puede ser mi percepción pero cada que un automóvil pasaba cerca de mi sentía como aumentaba la velocidad. Seguí con mi camino, estaba contento y me decía mi mismo: "Estas loco".

Mientras esto ocurría aprecie como nunca esta carretera que he recorrido tantas veces, el hermoso cielo, la vegetación y las montañas, combinadas con el señorío e inteligencia del hombre al crear de manera exacta el camino, una parte de la ingeniería y las matemáticas que al menos yo que no soy muy afecto a estas disciplinas admire.

Los minutos comenzaron a transcurrir y mis ojos alcanzaron a ver el km. 54, mi primer signo de preocupación reapareció al ver que había recorrido un kilometro en diez minutos, y haciendo cuentas en mi mente calcule que en 3 horas no estaría en casa, mi corazón se empezó a acelerar pues mientras mas tarde fuera seria mas oscuro, y mientras mas cayera la noche la temperatura descendería mas y yo no iba preparado para afrontar eso.

Acelere mas mi paso, cabe destacar que en todo este tiempo no dejaba que mi brazo dejara de hacer la señal de aventón, llegue al kilometro 53 y habían pasado 10 minutos de nuevo, comencé a desesperarme aun mas y esto ya parecía una pesadilla pues por mas que intentaba ir mas rápido sentía como si mis pies casi no se movieran, estaba desesperado y no veía ni siquiera un indicio de civilización, pensaba en lo irónico de estar tan cerca pero a la vez tan lejos de la ciudad.

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