jueves, 10 de marzo de 2011

Aventura Parte II

Cada vehículo era una esperanza y cada que no se paraban era una esperanza rota, llevaba ya 30 minutos de caminar y pensé en sentarme a descansar para recobrar fuerzas y beber un poco de liquido re hidratante, cabe mencionar que esa mañana con mis amigos había hecho una escalada a la montaña de aproximadamente 3 horas ida y vuelta, eso sin contar que llevaba zapatos en lugar de tenis pues la idea de ir con ellos había sido truncada el viernes debido a una infracción de transito, pero al estar en su ciudad me reanime para ir sabiendo las probables consecuencias que eso me traería.

Cuando me senté seguí pidiendo aventón a todo vehículo que pasaba, repose prácticamente 2 minutos pero para mi fue como si hubieran sido 10; comencé de nuevo a emprender mi caminar pues quería avanzar lo mas posible bajo los últimos rayos del astro rey.

Pasaron unos minutos y al ver mi mala fortuna empecé a desesperarme otra vez y comencé a elevar mi oración a Dios nuevamente pues no había obtenido resultado, al terminar aunque aun no había respuesta sentí tranquilidad, pero a los poco momentos el temor se apodero de mi, volví a pedir a Dios, me tranquilice pero poco tiempo después comencé a temer, entonces comencé a entonar el Salmo 91 y sentí mas tranquilidad, sin embargo yo no sabia la clase de lucha que estaba experimentando.

El enemigo me quería hacer temer y sin duda lo estaba consiguiendo, al darme cuenta alce mis ojos al cielo y comencé a clamar a gran voz, seguí repitiéndolo acompañado de oraciones y alabanzas, sin embargo al llegar a esta parte olvidaba la letra y volvía a orar y clamar, pasado un poco de tiempo la tranquilidad volvió a mi y empecé a aceptar mi situación.

La situación en la que me encontraba no era simple, inclusive si yo hubiera ido en mi auto al ver a una persona en mi situación, no la hubiera apoyado. Esa es la triste realidad, entonces finalmente la paz se apodero completamente de mí, deje la preocupación a un lado y deje obrar a la voluntad de Dios, seguí caminando y ocupando mi mente de nuevo en el camino, recordando que antes la gente así se tenía que transportar.

Recordé las veces que había recorrido grandes distancias caminando y mientras estaba absorto en mis cavilaciones, de manera casi imperceptible un tortol cargado de material paso a mi lado, honestamente no recuerdo bien como fue pues, todo paso muy rápido, hice mi señal de aventón pero estaba en una curva, el tortol continuo su lento avance y un pasajero del mismo me observo, en mi interior sabia que se iba a parar, así que apresure el paso, de repente se orillo mas al acotamiento y yo camine mas rápido, finalmente acabo de orillarse y yo corrí con todas mis fuerzas, mi único equipaje era una camisa y enseres de higiene personal que compre antes de la salida a la montaña, al empezar a correr nada mas me importo, de repente sentí como si unas piedras cayeran a mis zapatos, no preste atención y seguí corriendo, casi al alcanzar al tortol mire hacia atrás y fue cuando descubrí que lo único que quedaba en mi bolsa era mi camisa y mi bebida re hidratante, quería regresar por mis cosas, pero sabia que tardaría así que tome la decisión de dejarlo todo y hablar con la gente del torton.

-Buenas tardes, dije jadeante después de mi pequeña carrera para alcanzarlos, ¿Podría llevarme a la caseta?

-¡No voy a la caseta!, respondió con pena el operador.

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